27.9.05

17._ Individuo

Cada individuo humano aparece esencialmente como una conciencia personal, dotada de entendimiento y voluntad para llevar a cabo su desarrollo, en búsqueda de supervivencia y satisfacción en la relación con su entorno.
Sin embargo esta "conciencia volitiva" que lo caracteriza es realmente una cualidad emergente de una complejísima multiplicidad organizada: el organismo humano, que está compuesto a su vez por emergentes de niveles sucesivamente inferiores, recapitulando en sí la evolución creadora cósmica. Su "ontogénesis" es parte y reflejo de la "cosmogénesis".
Desde este punto de vista, cada "yo" humano es la cúspide integradora, controladora, dominadora, de un "mini-universo" fuertemente organizado, una colectividad que se ha unificado hasta el umbral de emergencia de esa "conciencia volitiva".
Naturalmente, la dependencia del "yo" respecto de su organismo constitutivo es enorme. Es como un jinete que cabalga sobre una poderosa cabalgadura, a la que debe conducir diestramente, suavemente, haciendo uso apropiado de sus riendas y aperos; ese gran caballo llamado "organismo" e "inconsciente", sobre el que está montada la conciencia volitiva individual, es a la vez dócil y díscolo. No obstante, para el "yo", es el "sí mismo", fuente de las necesidades que busca satisfacer y de la vida que quiere mantener y prolongar por encima de las contingencias del entorno. El cuerpo está incrustado en una realidad que a la vez lo satisface y lo amenaza, lo sostiene y lo destruye continuamente, de la que el "yo" quisiera apoderarse por completo para su beneficio.

Pero por otra parte, el individuo humano es un "espécimen", un ejemplar de la especie humana. No sólo porque posee las cualidades comunes a los individuos de su especie, sino porque es una "instancia" de ella, un servidor suyo en cuanto, a través de la mutabilidad genética y de su reproducción, proporciona a la especie, en el conjunto de los individuos, la variedad evolutiva que hará posible su progreso. A esta calidad de espécimen debe el individuo no sólo su vida, sino también su muerte, necesaria para dejar paso a la progresión evolutiva de nuevas instancias.
Además, en cuanto miembro de una cultura y de una organización social, el individuo humano recibe y aporta la información necesaria para estructurar su "yo" y las sociedades a que pertenece, en una dialéctica que sirve también al progreso de la especie humana, ahora en cuanto detentadora y procesadora de información.
Por supuesto, la especie humana se inscribe también en el ecosistema terrestre, y éste en el Universo, colaborando todo al desarrollo evolutivo cósmico que tiende a Dios.

1 Comments:

Blogger Filos en Mundo de Sofía said...

El hombre puede considerarse como un Dios a si mismo, en cuanto a que las realidades las percibe a su forma y su manera, entoces hay universos paralelos en cada ser humano, donde la conciencia es quien dicta como son las cosas, aunque se vayan deformando según las percepciones, entones el hombre como medio de control crea el tiempo, para limitar su existencia y los actos y cosas que percibe a su vez.

Me gusta mucho tu blog espero seguirte visitando...

Elva*

6:11 p. m.  

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